Elogio de la sombra: releyendo a Tanizaki mirando a Miwa Yanagi


Cuando vi por primera vez las fotografías de cuentos de hadas de Miwa Yanagi (a la que llegué por otro trabajo que tiene titulado «Mis abuelas«) no pude evitar pensar en cómo la sombra daba un aire completamente nuevo a unas historias cuya estética, en los últimos años, ha sido prácticamente monopolizada por Disney, que todo lo llena de luz y color.

Página web de la serie "Fairytale", de Miwa Yanagi. La fotografía destacada es "Little Red Riding Hood" (2004). Imagen linkada a la web de Yanagi
Página web de la serie «Fairytale», de Miwa Yanagi. La fotografía destacada es «Little Red Riding Hood» (2004). Imagen linkada a la web de Yanagi

Precisamente frente a las imágenes brillantes y edulcoradas de Disney, la Caperucita Roja de Yanagi, ensangrentada y abrazada a su decrépita abuela en las entrañas abiertas en canal de un lobo feroz gigante, es un claro ejemplo de este contraste. Una fotografía que ha sido realizada además en blanco y negro para resaltar el lado más oscuro y sórdido del cuento infantil, cuajada de sombras y matices truculentos que realmente pertenecen a la historia original. Los cuentos tradicionales, bien mirados, son crueles y duros, aunque las versiones endulzadas de los últimos años nos impidan ver los frecuentes trasfondos de maltratos, violencia, demencia o crueldad que pueda haber en ellos.

Los colores brillantes, las canciones melosas y la delicadeza de los detalles luminosos de las películas sobre todos estos clásicos, desvían últimamente nuestra atención a otros detalles, como las tiaras de diamantes, los zapatitos de cristal o el abrigo rojo con capucha… que terminan siendo los símbolos glamorosos de unas historias idealizadas más allá, incluso, de su origen literario. Tal vez por eso, esta tarde, releyendo «El elogio de la sombra» de Tanizaki, he vuelto a pensar en las imágenes sombrías, entre otros, de Yanagi.

Página web de la serie "Fairytale", de Miwa Yanagi. La fotografía destacada es "Gretel" (2004). Imagen linkada a la web de Yanagi
Página web de la serie «Fairytale», de Miwa Yanagi. La fotografía destacada es «Gretel» (2004). Imagen linkada a la web de Yanagi

Mientras Tanizaki  analiza el gusto oriental por la sombra y cada uno de los detalles con los que ésta queda potenciada, a mi mente venían imágenes de artistas chinos, japoneses o coreanos y su particular manera  de trabajar no sólo la sombra, sino también el color, como sucede con las imágenes del chino Hong Lei.

Como dice Tanizaki, los colores orientales (hablando de los objetos de uso cotidiano) son estratificaciones de sombra mientras que los occidentales preferimos, al parecer, aquellos que condensan los rayos del sol… cosa que ejemplificarían perfectamente las versiones de los cuentos de hadas que se están haciendo en la fotografía occidental frente a las de Miwa Yanagi.

Desde la laca en los objetos, hasta la ropa femenina, el detallismo con el que Tanizaki va marcando cada uno de los elementos que contribuyen a la magia de la penumbra, de lo escondido, de lo que se oculta a la vista es fascinante y sumamente interesante para cualquiera que trabaje, escriba o lea, con el lenguaje de las luces y las sombras. Una de las cosas que resalta Tanizaki  es el gusto oriental por la pátina y el empeño europeo por eliminarla, por considerarla sucia e intentar limpiarlo todo, cubrirlo de blanco o devolverle el brillo original… cosa que en los últimos años, al menos en fotografía, podría decirse que ha cambiado debido al gusto extendido por las texturas en la imagen digital que no están lejos de las empleadas por Lei.

La obra de Hong lei en Artnet.com. La obra mostrada es "Autumn in the Forbidden City", East Veranda (1997, 2 trabajos, c-print ). Imagen linkada a dicho website.
La obra de Hong lei en Artnet.com. La obra mostrada es «Autumn in the Forbidden City», East Veranda (1997, 2 trabajos, c-print ). Imagen linkada a dicho website.

La pregunta de Tanizaki que me sacude cada vez que veo arte asiático es:»¿Pero por qué esta tendencia a buscar lo bello en lo oscuro sólo se manifiesta con tanta fuerza entre los orientales?». Aunque no es completamente cierta la suposición de partida de esta cuestión (aprovechando la exposición que se acaba de inaugurar en Barcelona (Caixaforum) de Goya, no en vano titulada «luces y sombras» podríamos mencionar la innegable belleza de su obra más oscura como ejemplo de excepción al supuesto de partida de Tanizaki… aunque no sé si lo que buscan Goya y otros autores occidentales en la sombra es exactamente la belleza), creo que merece la pena recuestionar el tema.

El mismo Tanizaki se plantea que en Occidente, cuando no existía la luz eléctrica, tampoco se daba «la tentación de disfrutar de la sombra» y añade un dato curioso que desconocía y no recordaba de mi anterior lectura del libro: los espectros japoneses carecen de pies mientras los occidentales tienen pies pero son de cuerpo transparente. Este mero hecho lleva al autor a plantearse que su imaginación se mueve entre tinieblas «negras como la laca» mientras que nosotros supuestamente atribuimos hasta a los fantasmas «la limpidez del cristal». Tanizaki continúa su análisis planteándose de dónde vienen estas diferencias que él une de algún modo a temas raciales en los que no entraré en estos momentos, pero sí me parece interesante todo lo que dice sobre el deseo occidental de progresar y superar las condiciones actuales mientras los orientales, siempre según este autor, intentan adaptarse a los límites que les son impuestos. De este modo, se justificaría su inmersión en las tinieblas, su gusto por ellas, y, finalmente, su aprecio por su peculiar belleza… mientras que nosotros seguiríamos obsesionados por alejarnos de lo oscuro, lo sórdido o lo cotidianamente agobiante para buscar un mañana más luminoso, más lleno de luz.

 de Miwa Yanagi. "The Wild Swans" (2005)
Página web de la serie «Fairytale», de Miwa Yanagi. La fotografía destacada es «The Wild Swans» (2005). Imagen linkada a la web de Yanagide Miwa Yanagi.

Seguramente hay mucho de cierto en las palabras de Tanizaki, y así se demostraría al revisar algunos de los autores más conocidos de la fotografía oriental y sus coetáneos occidentales, aunque es cierto que la globalización está haciendo que las diferencias sean cada vez menos claras.

De este modo, el gusto y el uso que damos a las luces y a las sombras nos caracterizaría culturalmente, más allá de psicologías personales y particularidades nacionales. ¿El motivo? probablemente haya algo de la cotidianeidad que nos haga sentirnos más o menos cómodos con determinadas cantidades de luz, aunque también es cierto que el trasfondo macabro o truculento que complementa cierto tipo de imágenes se corresponde con algo también cultural que quizás vaya más allá incluso de las reflexiones del propio Tanizaki.

Si, según este autor, los orientales se acomodan y disfrutan de sus circunstancias, ¿por qué aparece con tanta frecuencia el matiz terrorífico, el toque de miedo, que hace de los orientales, por ejemplo, unos magos de las películas de terror? Sin embargo, dejaremos aquí esta reflexión confirmando que, efectivamente, hasta en estas películas de género seguimos encontrando la pátina y la sombra mientras que en las occidentales se intenta alcanzar su nivel de terror con los efectos especiales, las bandas sonoras y las grandes estrellas de la pantalla … que no siempre consiguen deslumbrar al espectador, sobrecogido con frecuencia por el referente oriental y su delicada melodía de sombras.

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