#SephoraKids: ¿qué estamos haciendo?


¿Qué estamos haciendo? Me preocupan ciertas prácticas visuales que generan estándares de belleza imposibles, sobre todo en menores. Mis reflexiones con la noticia de Diario EL PAÍS sobre el hashtag #SephoraKids.



Trabajo en unos contenidos sobre arte contemporáneo, pensamiento crítico y el cuerpo. Los cánones de belleza y el biopoder ejercido sobre los cuerpos no son algo nuevo, sobre todo para nosotras. Pero sí lo es que ahora nosotras nos fotografiamos y compartimos nuestras propias imágenes. Es un gran cambio cultural que nos da una agencia y una capacidad de control sobre nuestros cuerpos que no siempre sabemos aprovechar. Con excesiva frecuencia reproducimos las imágenes sexualizadas y perpetuadoras de cánones imposibles que no nos ayudan a estar mejor.

Obviamente, toda persona es libre de hacer con su imagen y su tiempo lo que le dé la gana siempre y cuando no afecte a otros. Lo que me preocupa es lo que estamos haciendo con los menores y con el impacto que generamos con nuestras publicaciones en los demás.

Para comenzar, los estándares irreales impuestos por un cuidado obsesivo de la piel, muy presente en redes, sumados a la presión social, ya han generado un nuevo trastorno. La #cosmeticorexia: compra y uso excesivo de productos para la piel. Dice Verónica M. Garrido: «Los expertos de la piel advierten de un aumento de casos de irritación, acné y dermatitis entre los más jóvenes, como reacción a los potentes principios activos que contienen los productos que utilizan para imitar a los influencers». Y las consecuencias pueden llegar a la salud mental si afectan a la autoestima o nos generan ansiedad o depresión.

Si miramos en redes rutinas de #skincare veremos menores enseñando cosméticos como si fueran juguetes con la etiqueta #ChildSkincare. Recoge el artículo que en #TikTok las publicaciones sobre cuidado de la piel en menores crecen y acumulan más de 400 millones de visualizaciones.

¿Qué hacen criaturas de 12 años con productos para el envejecimiento o para el contorno de ojos? Imitarnos. Muchos no tienen edad legal de tener cuentas: detrás están sus padres. Algún padre/madre me dice que no consigue que sus hijos lean. Mi pregunta es: ¿qué te ven hacer a tí? Somos sus modelos a seguir. Tomemos conciencia de ello.

Como fotógrafa, reconozco cuándo alguna imagen o vídeo sobre los efectos de las cremas es fruto de edición digital. Sé que no hay pieles perfectas y que si alrededor de los ojos está todo impecable: no es real. Pero los niños y adolescentes (y muchos adultos) no lo saben y tanta imagen manipulada compartida termina generando la idea equivocada de que eso es lo normal. Y se generan unos estándares imposibles de cumplir, que afectan a la autopercepción y a la autoestima. Por no hablar de las consecuencias que tendrá para esos pequeños influencers esta infancia tan «transparente» y popular.

¿Seremos capaces de poner un poco de sentido común y priorizar la #salud en nuestra #culturavisual y prácticas sociales?

¿Qué pensáis?

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