La maternidad en el arte II: Madres Fotógrafas contemporáneas


Y si hace unos días escribía una entrada con motivo del día del trabajo, seguiré con las… ¿efemérides? felicitando por el día de la madre a las que lo son, a las que van a serlo, a las/los que desean serlo y a las/los que ejercen como tales… y por lo tanto lo son también. A tod@s ell@s: mis mejores deseos no sólo para hoy sino para todos esos días en los que os hacéis cargo de esos pequeños monstruos que después se convierten en adolescentes (que siempre todo puede ser peor) y después en adultos… con lo que tampoco sé si mejora mucho la cosa.

Así que… va por ellas.

Los antecedentes a esta entrada están en las que publiqué hace ya un par de años con motivo del día de la madre. Ambos posts se han convertido en dos de los más visitados de este blog (sí, bueeeeeeeeno, vaaaaaale: me apunto el tanto del día de la madre porque son posts resultones que me hacen ganar puntos con mi madre y con la humanidad en general, que piensa que soy un ser sensible cuando hago estas cosas, pero shhhhhhhhhhh). Aquí os los dejo para los que queráis leerlos:

Sally Mann: la madre de la controversia fotográfica (En honor al próximo Día de la madre)

La maternidad en el arte: visiones renovadas tras el Post-partum document

Desde entonces, he encontrado otros trabajos fotográficos destacables de madres cuya temática esencial son sus hijos. Me gustaría destacar en primer lugar el de Jaime Moore, con «Not just a girl» (2013) realizado cuando su hija Emma cumplió 5 años. Este hecho la llevó a buscar inspiración para sus fotografías de 5º año y se dio cuenta de que muchas de las niñas de esa edad eran vestidas como princesas Disney para la ocasión. Ella reconoce que le encantan estas princesas por sus vestidos, cabello perfecto, maravillosas voces e ideales historias de amor. Todo esto unido es lo que hace que la gente se enamore de los personajes pero a Jaime Moore la dejó pensando que eran simplemente personajes de cuentos de hadas, según dice la mayoría anteriores a 1998… y por tanto referentes irreales para la mayoría de las chicas.

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Captura de pantalla de la página del proyecto «Not just a girl» en la web de Jaime Moore, donde podéis ver el resto de las obras simplemente haciendo click en la imagen.

Fue entonces cuando comenzó a pensar sobre las mujeres REALES para que su hija las conociera y se «disfrazara» de ellas. Mujeres reales que sin conocer a Emma dice que habían cambiado su vida para mejor. Moore comenta que su hija no nació en la realeza pero sí en un país donde puede votar, ser doctora, piloto, astronauta o incluso presidente si ella quiere y esto es lo que realmente importa. Moore quiso entonces que Emma conociera el valor de esas mujeres increíbles que lucharon contra todo para que ella ahora tenga lo que desee. Madre e hija eligieron 5 mujeres para ese 5º aniversario en una serie de dípticos fotográficos en los que a la izquierda se muestra la imagen original y a la derecha el retrato ficcionado de Emma muy metida en los papeles asignados. Sin embargo, por lo que apunta su página web, parece que ante la gran acogida del proyecto está pensando en ampliarlo.  Yo he de reconocer que la idea me parece brillante y me encantan las imágenes finales (el 6º díptico) en el que la niña aparece muy natural con una chapa en la que puede leerse «Emma para presidente».

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Captura de pantalla de la página del proyecto «Not just a girl» en la web de Jaime Moore, donde podéis ver el resto de las obras simplemente haciendo click en la imagen.

La frase final de Jaime Moore en la presentación del proyecto en su web resume muy claramente el mensaje de estas imágenes porque viene a decir que dejemos de lado a las Barbies y a las princesas por un momento y mostremos a las niñas las mujeres reales que ellas pueden ser. Lo que en sus propias palabras queda así:

so let’s set aside the Barbie Dolls and the Disney Princesses for just a moment, and let’s show our girls the REAL women they can be», Jaime Moore en la página de  «Not just a girl«

Claro que sí, por qué no: ya basta de tener como referentes a muñecas de cuerpos imposibles que sólo pueden generar insatisfacciones futuras con la propia atopercepción, de Bellas que aguantan el maltrato constante de sus Bestias porque finalmente tendrán como premio un príncipe encantador (en la vida real, el premio suele ser el hospital o la morgue… pero seguimos contando el cuento de la Bella y la Bestia). Basta de Cenicientas sumisas que aguantan lo inaguantable porque vendrá un príncipe a salvarlas de madrastras y hermanastras (en la vida real, si una misma no se quiere y no se cuida… mal futuro le espera). Basta de Blancanieves que hacen de criadas para siete enanitos porque son buenas, muy buenas: ¿por qué los príncipes buenos, muy buenos, no limpian nunca? ¿Es sólo un privilegio de las princesas y únicamente de las buenas? Yo creo que por eso nunca pude identificarme con ellas y siempre me gustaron Cruella de Vil y la madrastra de Blancanieves: eran malas malísimas sí… pero las únicas mujeres interesantes, con un poco de carácter y tres palmos de frente del panorama literario que me encontraba de pequeña.

En fin, que basta ya de educar a nuestras niñas con modelos femeninos que son mujeres pusilánimes, sumisas, maltratadas, mediocres pero bellas y buenas… porque mientras tanto, a nuestros niños les seguimos animando con referentes que ensalzan el valor, la iniciativa, el coraje, la originalidad, la determinación… y también un puntito de picaresca, de picardía, de rebeldía y de fuerza. Y no es justo porque así se forjan caracteres para el futuro y quizás les estamos haciendo un flaco favor a todos. Quizás deberíamos combinar un poco de todo en las historias que les contemos a las próximas generaciones porque uno puede ser sumiso o valiente en cualquier género y puede ser bueno limpiando o montando a caballo siendo hombre o mujer. Empiezan a salir heroínas valientes en los cuentos (esperemos que a los chicos también se les comience a valorar la timidez y la dulzura porque tienen derecho a ello)… y a mí, personalmente, me encanta la iniciativa de Jaime Moore. Ya que los libros de historia no nos dejan mucho espacio: está bien que las madres cuenten a sus hijas quiénes fueron las mujeres que les abrieron camino para que ellas tomen modelo… porque aún queda mucho por lo que seguir luchando.

¡Madre mía, qué reivindicativo me está quedando esto!

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Captura de pantalla de la página de «BB Guns and Nursery Rhymes«, 2006-2010, archival pigment prints, de Krista Steinke

Quizás por este tufillo perturbador de los cuentos de hadas y las canciones de cuna, o porque la maternidad también tiene algo de esto, Krista Steinke revisita estas historias infantiles también a través de la fotografía, en BB Guns and Nursery Rhymes, para explorar el tema de la inocencia de la niñez tras ser madre. Es curioso que sea precisamente la maternidad la que la lleve a explorar la inocencia de los niños, interesándose especialmente por el momento de la transición hacia el ser consciente y perceptivo, cuando los niños aprenden a negociar y a tratar con el mundo que los rodea. Steinke se mueve entre la realidad, la ficción y la actualización de historias o imágenes clásicas en unas estampas cuajadas de humor negro que resultan como mínimo inquietantes, misteriosas y llenas de incertidumbres.

Inspired by my experience of being a new mother, this series grew out of my desire to revisit childhood and ponder the developmental stage when one breaks into consciousness, becomes perceptual, and tries to negotiate conflicted feelings about the self, others, and the environment.Smashing apples on a porch, burying dolls in a sandbox, or running away from suburbia, the children in my photographs appear to be in the midst of some kind of mischief, trouble, or state of uncertainty.  The literary reference, interpreted through dark humor and playful theatrics, sets up a point of departure for various levels of meaning and associations to emerge»,  Krista Steinke

 

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Captura de pantalla de la página de «Backyards, BB Guns, and Nursery Rhymes«, 2006-2010, archival pigment prints, de Krista Steinke
Como puede verse claramente en el acabado de sus imágenes, en la puesta en escena y en la actualización de esta reinterpretación visual de las grandes historias infantiles, Steinke busca lo teatral en sus imágenes de este proyecto, que presentan varios niveles de interpretación. La fotógrafa comenta que en su preoceso de trabajo fotográfico también utiliza la película de Super 8mm para dar a sus imágenes ese aire mágico, onírico y un tanto dramático de la pantalla cinematográfica. Steinke comenta que esto introduce una calidad voyeurística comentando las complejas relaciones de los adultos con los niños y poniendo la cuestión de la inocencia en los propios espectadores. La fotógrafa nos pregunta si cuando miramos sus fotografías sentimos que somos el lobo, la chica… o si podemos llevar todos los personajes dentro de nosotros al mismo tiempo.

In order to imitate the fantasy world of children, my images are designed to sit on the cusp between reality and fiction. Part of my process involves merging my images with vintage Super 8mm film stock which creates the illusion of peering into a cinematic window. This introduces a voyeuristic quality to the work, commenting on the complex relationship that adults have with children and placing the question of innocence back onto the viewer’s lap.  As we peer through this window, are we the big bad wolf, the girl, the woodsman, or grandma? Or can it be that we carry all of these characters inside of us at the same time?»,  Krista Steinke

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Captura de pantalla de la página de Elena Shumilova en http://500px.com

También creo que merece la pena mencionar el trabajo de la fotógrafa rusa Elena Shumilova con sus dos hijos y sus mascotas (en realidad animales de la granja que tienen): un perro, un gato, un pato y un conejo. Lo cierto es que los paisajes (entorno rural) y el clima (el paso de las estaciones sobre todo) ayudan mucho a conseguir unas imágenes muy potentes… pero no le quito mérito a esta madre que ha sabido combinar su trabajo con el tiempo que dedica a estar con sus hijos de una forma muy creativa.

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Captura de pantalla de la página de Elena Shumilova en http://500px.com

Shumilova comenta que a ella le encanta la luz natural y que trabaja con ella tanto en interiores como en exteriores. Esta fotógrafa dice que le gusta trabajar con todo tipo de condiciones de iluminación: luces de la calle, velas, humo, lluvia o nieve… todo lo que le de profundidad emocional y visual a la imagen. Al parecer Shumilova tuvo su primera cámara en 2012 (a mí me cuesta creerlo, pero eso he leído) y fue entonces cuando comenzó su pasión por la fotografía. Teniendo en cuenta que es una madre que no quiere perderse la infancia de sus hijos: al parecer toma fotos a diario y las procesa por las noches. Su trabajo puede verse en la web http://500px.com en la que tiene un perfil con su nombre: Elena Shumilova

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Captura de pantalla de la página de Elena Shumilova en http://500px.com

When shooting I prefer to use natural light – both inside and outside. I love all sorts of light conditions – street lights, candle light, fog, smoke, rain and snow – everything that gives visual and emotional depth to the image», Elena Shumilova

Finalmente, comentar tan sólo que estos trabajos son excelentes, cada uno en lo que pretende. Seguramente en ambos casos el éxito ha superado las expectativas que pudieran tener ambas madres/autoras. Pero en este tipo de proyectos que implican a menores con relación familiar con el autor, a mí siempre me asalta una inquietud final, una duda ética y moral: ¿hasta qué punto tenemos derecho a exponerlos? Cuando los padres son los tutores legales y los autores de trabajo artístico, las decisiones son unilaterales y, por tanto, no han de pasar por ningún tipo de filtro. Estos proyectos tiene sus cosas buenas, obviamente, pero definitivamente se está exponiendo la vida de un niño, a veces de manera cotidiana (como en el caso de Shumilova o en el de miles de madres y padres que cuelgan impulsivamente las imágenes de sus hijos en las redes sociales) y esto tendrá unas consecuencias que sufrirá el protagonista de las instantáneas sin haber podido decidir.

La pregunta es: ¿me hubiera gustado a mí que mi madre me convirtiera en el centro de un trabajo de este tipo y me expusiera a la opinión pública sin mi consentiemiento? No lo sé. Sinceramente, tengo serias dudas al respecto… sobre todo tras escuchar a los hijos de Sally Mann decir que hubo cosas malas en el proceso pero que entendían que era parte del trabajo de su madre. Obviamente las imágenes son fantásticas y no se está denigrando a nadie… pero sí exponiendo y haciendo reconocible a un menor. ¿Dónde están los límites? ¿Deneríamos ponerlos o todo vale en nombre del amor o del arte?

Os dejo con estas reflexiones finales… a ver si alguien da con la solución.

¡FELIZ DÍA DE LA MADRE A TOD@S!

 

4 comentarios sobre “La maternidad en el arte II: Madres Fotógrafas contemporáneas

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