Chema Madoz: «Ars combinatoria»


Catálogo de la exposición
Catálogo de la exposición

Quedan unos días (hasta el 28 de julio de 2013) para que se cierre Ars Combinatoria, la exposición de Chema Madoz (Premio Nacional de Fotografía en el 2000) en La Pedrera. Si aún no la habéis visitado: aprovechad para hacerlo antes de que cierre sus puertas porque siempre merece la pena ver las obras de este personalísimo autor. Además, es una de esas exposiciones que pueden disfrutarse en familia, con niños, con amigos más o menos interesados en la fotografía… es decir: casi la muestra perfecta para todos los públicos.

"Imprescindibles - Chema Madoz, regar lo escondido", Disponible en RTVE a la carta.
«Imprescindibles – Chema Madoz, regar lo escondido», Disponible en RTVE a la carta.

Esta exposición ha sido comisariada por Oliva María Rubio y muestra una obra que tiene influencias del surrealismo, de la poesía visual (aunque yo preferiría hablar de la greguería visual), pero también grandes dosis de originalidad y personalidad propias. En la presentación de las imágenes de la exposición en Flickr se dice que su obra «compone un universo mágico y complejo, donde los objetos nunca son lo que parecen, o parecen lo que no son». Esto es así porque aunque Chema Madoz se defina como fotógrafo, lo cierto es que hay un punto de escultura en sus imágenes que aderezado con un fino sentido del humor, una imaginación prodigiosa y una casi infinita habilidad para la paradoja, convierten su obra en algo tremendamente singular que conquista público e instituciones tanto a nivel nacional como internacional.

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Como se explica en la página de la exposición: «Poeta de la imagen, Madoz se vale del soporte fotográfico para redefinir su relación con el entorno inmediato. Su obra se centra en la presencia insólita de los objetos que selecciona y dispone en escenarios íntimos, construidos por él mismo, y que fotografía en blanco y negro; consigue así extraerles un aliento poético que hace que, por corrientes y humildes que sean, se puedan abrir a nuevas y múltiples lecturas».

Los objetos de Madoz están trabajados de diferente modo: desde los que «posan» sin ser alterados hasta los objetos manipulados o los que el artista construye en su taller, fruto de su peculiar inventiva y visión del mundo. La obra fotográfica de Chema Madoz está indiscutiblemente unida a sus objetos y precisamente porque estos son originales y personales, su obra también lo es… una obra muy ligada a algo tan nuestro como la greguería sublimada en un imaginario tan propio como inolvidable.

Esa capacidad de desvelar el verdadero rostro de las cosas dota a la actividad del artista de una dimensión cognitiva y, con ello, hace buena la vinculación que las estéticas del siglo XX —de Heidegger a Adorno— han querido ver entre arte y verdad. Pero también abre paso a una consecuencia correlativa que a menudo se mantiene en el olvido y es que, si lo que está en juego es la verdad, la práctica del artista resulta entonces, a pesar de las apariencias, algo necesaria aunque lejanamente vinculado con la del científico: a su modo ambos, el artista y el científico, luchan por revelar lo que las cosas son. Y llevando adelante esa tarea es como enfrentan su destino: el de conocer victorias pírricas y sonados fracasos»

Luis Arenas: «El rostro oculto de las cosas. Chema Madoz y la poética de la transubstanciación», extraído de la web de Chema Madoz

Detalle de la web de La Pedrera
Detalle de la web de La Pedrera

Las imágenes y los objetos de Madoz seducen, emocionan, divierten, juegan a complicidades y guiños a los que el espectador difícilmente podrá resistirse… porque ahí reside la genialidad de este autor: en su facultad para crear cosas imposibles, paradojas materiales, divertimentos llenos de emociones y emociones objetualizadas.

Como comenta Oliva María Rubio en el catálogo de la exposición y se recoge en la web de La Pedrera: «Se podría decir que el arte de Chema Madoz es el arte de la combinación. Combinación de elementos, de objetos que unas veces son dispares y otras guardan un parentesco, una cercanía. De ahí el título de la exposición, un guiño al arte de la combinatoria desarrollado en los siglos XIII-XIV por el filósofo mallorquín Ramon Llull, al que muchos consideran el precursor del ordenador».

Madoz estudió Historia del Arte y fotografía en los años 80, pero fue en los años noventa cuando este artista centró su obra en los objetos que trabaja de manera impecable, desde el punto de vista ideal para convertir la paradoja, la materialización del imposible, en arte hecho realidad tangible.

Página web de Chema Madoz
Página web de Chema Madoz

Sin embargo, él mismo reconoce que los objetos no tienen la entidad propiamente dicha de esculturas ya que están construídos, creados, para ser fotografiados desde un punto de vista muy concreto. Su utilidad, más allá de esta función de ser transformados en imagen, en representación, no es tenida en cuenta en su elaboración. El autor también ha declarado que en sus inicios no contaba con un estudio: afirma que trabajaba en la calle o en su casa, con luz natural… para que luego digan que el equipo es fundamental a la hora de triunfar en este mundo. Chema Madoz es una demostración más de que los artilugios técnicos nunca podrán superar el ingenio ni la creatividad de un autor. Como suelo decir en mis clases: un autor de talento con una buena obra y un equipo mediocre creará arte. Una persona sin talento con una cámara… «tirará» unas cuantas fotos seguramente anodinas. No es lo mismo. Aunque a veces intenten convencernos de que esto es posible.

Extrañeza y familiaridad son dos características de su trabajo. Extrañeza porque sus obras, en un primer vistazo, nos chocan y sorprenden –los títulos no existen, no nos dan ninguna pista a la hora de interpretarlas– y familiaridad porque reconocemos al momento sus guiños y, al descubrirlos, una sonrisa ilumina nuestra mirada. Enseguida nos reconciliamos con su visión. Nos sentimos cómplices, partícipes de un descubrimiento común, pues si bien el artista es el primero en desvelarnos esa nueva relación, significado, semejanza, también nos invita a hacer ese descubrimiento por nosotros mismos. Madoz quiere hacernos cómplices de sus hallazgos, de ahí que se niegue a orientar nuestra mirada titulando sus obras con descripciones que pudieran coartar nuestra percepción y, en definitiva, a imponernos sus ideas»

Oliva María Ruido, Catálogo de la exposición

Por todos estos y por otros muchos motivos, esta exposición en La Pedrera es visita obligatoria no sólo para los amantes de la fotografía, sino también del arte y… del humor creativo e inteligente.

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